Acababa de colapsar la vía del tren elevado de la línea 12 del metro y pudimos ver los videos en redes sociales: muy pocos minutos después de esta tragedia, fueron llegando los ciudadanos que estaban cerca, dispuestos a ayudar, a abrir las puertas del vagón, a romper los cristales de los autos aplastados debajo, decididos a salvar a sus hermanos. Sus voces eran de aliento: “No te preocupes” “Ahorita te sacamos” “todo va a estar bien”.
La gente es buena. Sus corazones son nobles y atienden el llamado de la vida y de la urgencia sin cuestionárselo. Recordé los videos después del terremoto de 2017: las personas que salían huyendo de un edificio que se derrumbaba, eran las mismas que una vez desaparecida la nube de polvo, volvían para ayudar a los atrapados. La gente es buena y es generosa. La gente es valiente y nuestra esencia es el amor.
Hice una plegaria, necesariamente incompleta porque no encuentro aún las palabras para describir el dolor y la tristeza. L@s invito, si lo sienten, a orar conmigo y pedir por todos quienes fueron afectados en este evento desolador.