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Hubo por aquel tiempo un disturbio no peque\\xf1o acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, que hac\\xeda de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los art\\xedfices; a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sab\\xe9is que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; pero veis y o\\xeds que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasi\\xf3n, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino tambi\\xe9n que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: !!Grande es Diana de los efesios! Y la ciudad se llen\\xf3 de confusi\\xf3n, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compa\\xf1eros de Pablo.