BROADCASTS.com

b'

As\\xed que, cuando nada salva, en ese lugar donde siempre estoy sola y son las tres de la ma\\xf1ana, no busco alivio. Tan s\\xf3lo recuerdo aquella tarde y hago lo que dijo mi padre: contemplo al enemigo y me quedo quieta. Despu\\xe9s, como todo el mundo, sobrevivo.
------

Quieta
He pensado a menudo en esta escena; un atardecer de cuando yo empezaba a ser adolescente y estaba en mi dormitorio apenada por, supongo, alg\\xfan novio, mi padre entr\\xf3, se sent\\xf3 a mi lado y me dijo que todo lo que ten\\xeda que hacer para dejar de estar triste era pensar, una por una, en todas las escenas que me hab\\xedan provocado esa tristeza. Que repasara el dolor, una y otra vez, hasta gastarlo: \\xabHasta que, cuando pienses en eso, ya no te produzca nada\\xbb, dijo. Despu\\xe9s se levant\\xf3 y se fue. \\xbfPudo haberme aniquilado? Pudo. Me dio, en cambio, templanza y voluntad de sobreviviente. Hay un poema, llamado \\xabDesiderata\\xbb, del poeta chileno Claudio Bertoni, que dice: \\xabPiensas que despertar te va a aliviar / y no te alivia / piensas que dormir te va a aliviar / y no te alivia / piensas que el desayuno te va a aliviar / y no te alivia / piensas que el pensamiento te va a aliviar / y no te alivia / piensas que hacer un tr\\xe1mite te va a aliviar / y no te alivia / [\\u2026] / piensas que el sol te va a aliviar / y no te alivia / piensas que llover te va a aliviar / y no te alivia / piensas que conversar te va a aliviar / y no te alivia / piensas que o\\xedr las noticias te va a aliviar / y no te alivia / [\\u2026] / piensas que el tiempo te va a aliviar / y no te alivia\\xbb. El dolor es el dios que a menudo nos convoca. Cuando toca caminar en medio de un valle de sombra de muerte, cuando no est\\xe1 claro qu\\xe9 parte de m\\xed soy yo o el monstruo que me habita, s\\xe9 \\u2014lo s\\xe9\\u2014 que nada alivia. Ni despertar ni dormir ni tomar desayuno ni pensar ni hacer un tr\\xe1mite ni el sol ni la lluvia ni hablar ni quedarse muda. As\\xed que, cuando nada salva, en ese lugar donde siempre estoy sola y son las tres de la ma\\xf1ana, no busco alivio. Tan s\\xf3lo recuerdo aquella tarde y hago lo que dijo mi padre: contemplo al enemigo y me quedo quieta. Despu\\xe9s, como todo el mundo, sobrevivo.
-------

Este texto fue publicado por primera vez en el peri\\xf3dico "el Pa\\xeds", en la columna semanal de Guerriero, posteriormente publicado en su libro "Teor\\xeda de la gravedad" que recoge algunos textos de ella.\\xa0