La primera vez que Roberto Verino (Verín, Ourense, 1945) escuchó hablar de Viriato fue en las clases de Jesús Taboada Chivit que defendía y argumentaba que el histórico guerrero era de Verín. De esta forma, el maestro inculcó en aquel entonces joven gallego -al que apodaron Verino para recordarle que era de pueblo- el orgullo por su tierra y los valores del esfuerzo sin importar los obstáculos. Durante toda esta conversación, el gatopardo demuestra cómo dejaron huella en él las lecciones de aquel docente al irse a París con 18 años a estudiar Bellas Artes o poner en marcha su firma en casa: "Quería evitar que multitud de mujeres tuvieran que salir de sus pueblos para trabajar y sin ellas yo no estaría aquí", explica.