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Victor Kupper, Mario Alonso, Rafael Santandreu, Borja Vilaseca, o Marian Rojas, personas que debieran estar siendo perseguidas por la fiscalía general del estado, campan a sus anchas teniendo como cuota de mercado para satisfacer sus necesidades a la población más vulnerable psicológicamente hablando de nuestra sociedad. Les saco los colores, les advierto de mis intenciones y espero que entiendan los motivos y argumentos por los cuales el simple hecho de que todo esto sea legal atenta contra la moral y la lógica más elemental. Pero bien, en un modelo de sociedad donde instrumentalizar el sufrimiento de los demás es legal, no comenten ningún delito. Es el modelo de sociedad donde viven.