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Gracias a la cuenta de Twitter @repoblem, Gabriela que era azafata de vuelo, se ha mudado a un Gósol, un pequeño pueblo del prepirineo catalán: "Necesitaba irme de la ciudad. Saltar de un barco que se estaba hundiendo". Este pueblo ahora vive fundamentalmente del turismo y de las segundas residencias pero hubo un tiempo en el que el negocio más rentable fue el contrabando. Nos lo cuenta la historia del pueblo el alcalde, Lluís Campmajó y Josep Puig, que regenta junto a su mujer el Bar Peraire. Montse soñaba con convertirse en panadera de un pueblo. Y lo consiguió cuando se enteró de que en Bovera le ofrecían rehabilitar un horno de pan que estaba en desuso. También le atraían las montañas de la sierra de Prada porque le gusta escalar paredes.