Despu\xe9s de leer la nota, el banquero la puso sobre la mesa, bes\xf3 al extra\xf1o hombre en la cabeza y sali\xf3 de la casita, llorando. En ning\xfan momento de la vida, ni a\xfan despu\xe9s de las fuertes p\xe9rdidas en la Bolsa, hab\xeda sentido tanto desprecio por s\xed mismo como ahora.