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OPINION DE ANDRES MALAMUD, GABRIEL RUBINSTEIN (ANALISIS DOLAR) Y SERGIO BERENSTEIN

Todo el escenario pol\\xedtico cambi\\xf3 con la crisis de confianza precipitada la semana pasada entre los \\xfaltimos gobernantes del oficialismo y de la oposici\\xf3n que hasta aqu\\xed dialogaban y acordaban pol\\xedticas.

A Rodr\\xedguez Larreta se le aceleraron los tiempos y le cambiaron el libreto. El maratonista de la pol\\xedtica, el gestor eficaz de un gobierno local, el armador en silencio de un proyecto nacional debi\\xf3 cambiar de vestuario y de escenograf\\xeda. Por obra del "presidente asintom\\xe1tico" y de "la presidenta cr\\xf3nica", en menos de un d\\xeda se vio obligado a asumir el rol de "paciente en sala de espera presidencial".

Su conferencia de prensa, rodeado de dirigentes de Juntos por el Cambio, fue la elocuente puesta en escena que acept\\xf3 componer pocas horas antes de estrenar su nueva condici\\xf3n: el intendente porte\\xf1o se visti\\xf3 y actu\\xf3 como dirigente nacional. A su modo. Sin pretensiones de carisma ni ostentaciones de liderazgo. Apenas con la firmeza del apego a la previsibilidad, al respeto a la palabra y a la vocaci\\xf3n de di\\xe1logo, sin caer en la tentaci\\xf3n de la confrontaci\\xf3n personal. Con la evidente pretensi\\xf3n de ocupar a pleno el lugar que compart\\xeda con Fern\\xe1ndez en el plat\\xf3 de la moderaci\\xf3n. Toda una apuesta para construir sobre la marcha.

No la tendr\\xe1 f\\xe1cil el alcalde porte\\xf1o. Ser el dirigente con mejor imagen de todo el pa\\xeds tiene sus beneficios, pero tambi\\xe9n riesgos y costos. Apenas pasaron tres d\\xedas de su aparici\\xf3n en clave de dirigente nacional que encontr\\xf3 un desaf\\xedo salido de sus propias filas.

Macri tambi\\xe9n es portador de "presidencialismo cr\\xf3nico". Su reaparici\\xf3n, que galvaniza a los sectores m\\xe1s antikirchneristas, agita el sistema. No es fruto de un acuerdo con los sectores moderados de JxC y ni siquiera de Pro, en busca de contener a todos desde el centro a la derecha. El texto refleja su cr\\xedtica visi\\xf3n de la realidad pol\\xedtica, que denuncia como un proceso de corte autoritario "personalista". Expone tambi\\xe9n su pretensi\\xf3n de elevar el perfil y reposicionarse en el plano nacional, as\\xed como canaliza enojos pol\\xedticos y personales (muchos con dirigentes de JxC que fueron parte de su gesti\\xf3n y armado pol\\xedtico). Es parte de un plan con tres objetivos: autodefensa, reivindicaci\\xf3n y reinstalaci\\xf3n.

Sus adversarios internos asimilaron el impacto. Tratan de sacarle alg\\xfan provecho y de minimizar costos, pero temen las derivaciones que pueda tener. Macri y sus allegados celebraron ayer otro banderazo en rechazo de decisiones oficiales alrededor del Obelisco porte\\xf1o y en otras ciudades, que si bien fue menor respecto del 17-A sigue expandi\\xe9ndose. Incluso cuando en este caso no hubo participaci\\xf3n de dirigentes. El texto del expresidente reivindic\\xf3 esas manifestaciones y llam\\xf3 a reproducirlas. La crispaci\\xf3n pol\\xedtica y social sigue ganando espacio. Complicado para los moderados.

En el Gobierno, en cambio, celebraron la reaparici\\xf3n de Macri. Primero, porque lamentaban que la resoluci\\xf3n del mot\\xedn policial hubiera subido al pedestal de candidato al opositor mejor posicionado ante la opini\\xf3n p\\xfablica. Siempre consideraron mejor sostener como contrincante a un expresidente que no logr\\xf3 ser reelegido y que dej\\xf3 un pa\\xeds en crisis. Adem\\xe1s, les permit\\xeda ubicarlo como la contracara de Cristina Kirchner, pero no como un antagonista de Alberto Fern\\xe1ndez ante los bordes blandos del electorado. Tiene l\\xf3gica: el n\\xfacleo duro del kirchnerismo es m\\xe1s amplio que el del macrismo.