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OPINION DE PAGNI, LAURA SERRA Y DANIEL ARTANA.

Ser\\xeda un error postular que el lunes 17 de agosto toda la Argentina estuvo en la calle, pero ser\\xeda una torpeza mayor ignorar que sin el reconocimiento a la legitimidad de esas multitudes no es posible gobernar. No es la primera vez que estas multitudes est\\xe1n en la calle, pero hac\\xeda mucho tiempo que no eran tantos. Puede que sea verdad que salir a la calle en las actuales condiciones incluya algunos riesgos, pero tal vez lo novedoso de estas marchas es que amplios sectores de la sociedad est\\xe1n dispuestos a correr los riesgos razonables del caso para poner l\\xedmites a un riesgo mayor: la p\\xe9rdida o la amenaza a la libertad.

Los votantes de diciembre han decidido tener voz. Y esa voz en las sociedades democr\\xe1ticas se gana en la calle

Observo que los votantes de diciembre han decidido tener voz. Y esa voz en las sociedades democr\\xe1ticas se gana en la calle porque defender las libertades es siempre una decisi\\xf3n \\xe9tica y pol\\xedtica. \\xbfPol\\xedtica? Por supuesto. Y lo es porque los ciudadanos en la calle discuten relaciones de poder y la legitimidad del discurso oficial. Los manifestantes no niegan la pandemia, pero sospechan que el poder se vale de ella para disciplinarlos en nombre de la comunidad organizada.

Por lo pronto, hay motivos para congratularse de que en estos tiempos de desconcierto las personas decidan ganar la condici\\xf3n de ciudadanos y salgan a la calle a defender la libertad, a pronunciar sus letras, a escribir su nombre, porque han sido los rigores de un poder con pretensiones desp\\xf3ticas lo que les ha ense\\xf1ado que toda libertad que merece vivirse est\\xe1 siempre amenazada o en peligro.

Que esto haya ocurrido un 17 de agosto es sugestivo. Santiago Kovadloff intuy\\xf3 que esta "coincidencia" representa simb\\xf3licamente el retorno de San Mart\\xedn luego de un exilio impuesto por su negativa a ser el verdugo del pueblo que contribuy\\xf3 como nadie a liberar. Kovadloff invoca una deuda que los argentinos tenemos con nuestros padres fundadores, la deuda acerca de un pa\\xeds m\\xe1s justo y m\\xe1s libre. Nada, por lo tanto, me cuesta agregar que cuando este 17 de agosto los argentinos decidieron salir a la calle lo hicieron para afirmar su condici\\xf3n de argentinos, su pertenencia definitiva a este pa\\xeds y su negativa a ceder a la tentaci\\xf3n del exilio, a dejarles el pa\\xeds que amamos a corruptos y falsarios. Quienes bajo el resplandor de un cielo impasible y transparente y bajo la luz hospitalaria y oscilante de la ca\\xedda de la tarde se citaron en las esquinas de todas las ciudades lo hicieron para hacerse cargo de que la Argentina es una causa y un compromiso. Compromiso que nunca debe dejar de renovarse. Compromiso cuyo punto de partida es la libertad, la certeza de que m\\xe1s all\\xe1 de los miedos, m\\xe1s all\\xe1 de la pandemia, m\\xe1s all\\xe1 de gobiernos insensibles que conciben el poder como un privilegio en el que todos los simulacros est\\xe1n permitidos, adquiere rigurosa actualidad aquella frase que alguna vez escribiera quien con toda justicia es el padre de la patria: "Seamos libres, lo dem\\xe1s no importa nada".

Por: Rogelio Alaniz