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Nos tenemos que empezar a mentalizar que las cosas pendientes generan estrés. Cuando tenemos algo pendiente en la cabeza, eso nos produce estrés.  Nadie le da vueltas a las cosas que salen bien en el día. Al contrario, se le dan vueltas a las cosas a lo que están pendientes.  Tu cabeza sigue trabajando en ello. Si tú no generas una sensación de cierre  tu cabeza, en cuanto tenga un momento va a querer seguir resolviendo el problema.  Nos tenemos que dar cuenta de que lo inacabado genera estrés. Lo inacabado genera inquietud. Procrastinar aumenta el estrés porque estamos posponiendo una demanda que no está satisfecha. Por un lado, la procrastinación genera estrés, pero por otro lado, el estrés también genera procrastinación.  La primera idea es que la procrastinación genera estrés. El tener temas pendientes, el tener cosas pendientes, va a producir estrés.¿Recuerdas la ley de Emmet? A veces posponer algo es peor que hacerlo. Por otro lado la persona en situación de estrés prolongado tiende a la evitación. La evitación quiere decir que procrastine más Si empiezas a notar que dejas demasiadas cosas para el día siguiente. O como yo digo: pegando al balón para delante (yo no soy mucho de fútbol, pero eso se entiende). Puede que eso sea una manifestación de estrés.  Es posible que tengas una gran sobrecarga. Y una forma de aliviar la tensión es evitar la tarea…  Y este era el objetivo del día de hoy. Comentarte que la procrastinación genera estrés. Pero el estrés lleva a procrastinar. A veces lo mejor que se puede hacer para resolver un problema es darse cuenta de que cuál es.