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Tal vez un d\\xeda la ciencia consiga localizar el punto exacto del malestar mental y podamos apuntarnos a las listas de espera para que nos extirpen esa parte concreta del cerebro. Mientras la medicina no llegue a descifrar todos los enigmas de nuestro \\xf3rgano m\\xe1s misterioso, nos queda la \\xfanica herramienta con la que podemos buscar ayuda: la palabra.