En 1659 se firmó el Tratado de los Pirineos, que puso fin a la guerra entre Francia y España. Más de dos siglos después, bajo Napoleón III, se ubicaron un total de 602 mojones de piedra para delimitar la frontera franco-española. Cada una de estas señales tiene una historia detrás. La línea de demarcación se utilizó después como punto de cruce para comerciantes y contrabandistas pero hoy es el pretexto para un gran viaje y un deleite para los senderistas. France 24 lo lleva a descubrir este rincón del suroeste de Francia.