«Tener un convento» por Julio de la Torre
Hace unos siglos tener un convento cerca de casa era un privilegio para unos pocos. En Peñaranda nos lo regaló el único que podía hacerlo nuestro señor, el señor de Peñarabda Don Gaspar. Pecador él, quiso redimir sus pecados con obra tan piadosa. Las generaciones presentes no precisan de tal recurso, no necesitan redimirse. Dios está muy lejos de sus vidas. Les basta su egocentrismo autoreferenciado como a los griegos la razón y a los romanos el derecho en su momento. Una comunidad de contemplativ@s es como una central nuclear, emite energía, una energía que algún día se podrá medir […]