El domingo pasado bajé al parque a dar un paseo con una amiga, hacía mucho calor. A la vuelta caminábamos por una acera estrecha a paso ligero y delante una señora con su perro. Al ver que veníamos más deprisa que ella nos dejó pasar y contestamos gracias con una sonrisa. Su respuesta fue: menos mal que todavía queda gente agradecida. Algunos pensaréis: pues claro Vera lo más normal, ¿de qué te extrañas? No me extraño de su respuesta, me extraño de que exista gente a la que su ego le impide agradecer a quien le ayuda. Parece ser que […]