Nuevas demandas en la educación ante un nuevo escenario. Karen Sibley, english

Published: March 9, 2018, 8:44 a.m.

El futuro del mercado de trabajo no va a ser como el pasado. Muchas de las profesiones de toda la vida están llamadas a desaparecer, mientras surgen otras nuevas que, hoy por hoy, apenas pueden vislumbrarse. Este cambio siempre ha existido, pero nunca tan acelerado como en la actualidad, cuando ha alcanzado velocidades de vértigo de la mano de un cambio tecnológico de naturaleza exponencial y cuando lo que puede hacer la tecnología por el hombre ha alcanzado cotas inimaginables hace no mucho tiempo. Este nuevo mundo demanda nuevas cualificaciones profesionales y los educadores tendrán que formar a las personas para poder incorporarse al mercado de trabajo, teniendo en cuenta esta realidad. Para poder afrontar este importante desafío, los profesores tendrán que abandonar el sistema tradicional de clases y desarrollar un espíritu empresarial para transmitir a los jóvenes la necesidad de que se inventen a sí mismos y los medios para poder hacerlo. Este es el principal mensaje que dejó Karen Sibley, vicepresidenta de Iniciativas Estratégicas y decana de la School of Professional Studies de la Brown University. La profesora Sibley estuvo en la Fundación Rafael del Pino el 7 de marzo de 2018 para pronunciar la conferencia titulada “Nuevas demandas en la educación ante un nuevo escenario. Conectando los distintos tramos del proceso educativo a partir de tácticas emprendedoras”. En su intervención se mostró claramente a favor del uso de la tecnología con fines pedagógicos. Desde su punto de vista, el sistema educativo necesita crear conectividad para que la tecnología pueda actuar y permitir que cada vez más gente pueda aprender de los grandes educadores del mundo, lo que implica que el aula, entendida como espacio físico, debe cambiar. El espíritu educativo también debe adaptarse a los nuevos tiempos porque la realidad del mercado de trabajo impone que las personas continúen aprendiendo a lo largo de su vida, se reinventen y realicen contribuciones en su trabajo, para la sociedad y para el mundo. Hoy hay ya gente que acude al sistema educativo porque sienten la necesidad de disrumpirse a sí mismos, esto es para cambiar de forma brusca y radical sus cualificaciones profesionales y sustituir a las que hasta ahora tenía o venía utilizando. Disrumpirse resulta excitante y hace que las personas que se embarcan en ello sean felices, se sientan bien. Se trata tanto de cambiar uno mismo como de cambiar la forma de hacer las cosas. Esto es lo que deben hacer los estudiantes a lo largo de su vida. Esta perspectiva cobra especial importancia en el mundo educativo porque los conocimientos que ahora creemos que se precisan para el trabajo, pueden no resultar necesarios en el futuro, con lo que la persona podría verse obligada a reinventarse a sí misma en términos profesionales. Para que el sistema educativo pueda adaptarse a estas exigencias resulta importante que las personas puedan experimentar con distintos tipos de estudios y que, a través de ellos, puedan descubrir dónde ir y qué hacer. En este sentido, es preciso tener en cuenta que las personas, por lo general, no pueden elegir los momentos de disrupción, sino que estos les vienen cuando les vienen. El cambio de sistema educativo no es sencillo. La profesora Sibley explicó que tratar de implantar esta nueva concepción docente en la Universidad de Brown fue todo un desafío, porque se trataba de crear algo que no existía en una institución que cuenta con dos siglos y medio de historia. Para conseguirlo, diseñó un producto que fuera comercializable para, después, poder convencer a otros de que la propuesta tenía valor. Para llevarlo a cabo, la cuestión que se planteó fue cómo conseguir más estudiantes, teniendo en cuenta que muchas personas no se lo pueden permitir. Con este fin, se diseñaron nuevos programas que permitieran a los estudiantes sentirse cómodos, a gusto, pero también que su experiencia fuera una experiencia del mundo real. También exploraron las posibilidades docentes que ofrece la tecnología para esos estudiantes que carecen de medios o a los que les falta tiempo. Mediante la tecnología trataron de que los estudiantes pudieran trabajar en grupo y se crease una comunidad de aprendices con pasión por el aprendizaje y la colaboración. Con ello se pretendía capacitar a los estudiantes para que emprendiese sus propios proyectos vitales. Todo ello se hizo pensando en que las empresas buscan nuevos tipos de talento, como capacidad de aprendizaje durante toda la vida, compromiso y capacidad de trabajo en equipo, capacidad de crear y de comunicar, inventiva, curiosidad, … Y es que, dentro de cinco años, los estudiantes actuales tendrán que volver a aprender, a afrontar desafíos como la inteligencia artificial y a desenvolverse en un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo. Los docentes deben estar preparados para este nuevo mundo. Deben tener una mentalidad emprendedora para buscar soluciones a los problemas. Necesitan plantear desafíos a los alumnos para que estos busquen las soluciones a problemas complejos. Necesitan inventar y reinventarse a sí mismos. Necesitan desarrollar métodos y sistemas para que el estudiante pueda aprender a su propio ritmo, proporcionarle formación cuándo y dónde la necesite, inspirarle para asumir retos y ofrecerle la oportunidad de trabajar en grupo. Todo ello incluye también un concepto de aprendizaje abierto, entendiendo por tal que el estudiante pueda elegir libremente los cursos que quiera hacer, probando cosas diferentes, descartando lo que no le interese, para que pueda convertirse en el arquitecto de sí mismo.