La vida no se trata de dejarse llevar sin pensar o de sentir o hacer algo sin responsabilidad. Por el contrario se trata de desarrollar la conciencia, el razonamiento y el discernimiento adecuados para que nuestra vida fluya siempre con bondad y armonía, para poder sentirnos en paz, satisfechos y con muy pocas cosas o ninguna que lamentar. Es por eso la importancia de ser congruentes entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.