Virgen de los veranos. Jose Emilio Pacheco, el viento distante.

Published: Sept. 7, 2021, 5:10 p.m.

b'Jos\\xe9 Emilio Pacheco Berny fue un ni\\xf1o introvertido y solitario, su acercamiento a la lectura fue a temprana edad (sus abuelos sol\\xedan contarle cuentos y novelas en los largos periodos de vacaciones que pasaba con ellos en Veracruz). As\\xed naci\\xf3 su deseo de prolongar las historias que le hab\\xedan contado o que hab\\xeda le\\xeddo: \\u201cSi no miente la memoria, comenc\\xe9 a escribir hace cuarenta a\\xf1os (1946), al terminar una versi\\xf3n infantil de la novela \\u2018Quo vadis\\u2019, que me hab\\xedan ragalado mis abuelos y quise continuar m\\xe1s all\\xe1 de donde la hab\\xeda dejado su autor. Diez a\\xf1os despu\\xe9s publiqu\\xe9 mis primeros textos en p\\xe1ginas que ya se habr\\xe1n pulverizado\\u201d, dijo.\\nA los 8 a\\xf1os, despu\\xe9s de ver la obra del \\u201cQuijote\\u201d, en el palacio de Bellas Artes, qued\\xf3 enamorado de la ficci\\xf3n. Muchas veces record\\xf3 un pr\\xe1ctica que sus padres ejercieron con \\xe9l (como una gran ense\\xf1anza): \\u201cno me compraban un nuevo libro si no hab\\xeda terminado el anterior\\u201d.\\nComenz\\xf3 su actividad literaria en su juventud, en publicaciones culturales como en la revista \\u201cMedio Siglo\\u201d de la UNAM.\\nEn 1957 comienza a coordinar el suplemento \\u201cHojas Nuevas\\u201d, en la revista Estaciones, Jos\\xe9 Emilio Pacheco contaba apenas con 19 a\\xf1os.\\nEn esos a\\xf1os colabor\\xf3 en Novedades (haciendo comentarios de libros), junto a Fernando Benitez.\\nMeses despu\\xe9s public\\xf3 en la revista de la Universidad una columna que se llam\\xf3: \\u201cSimpatias y diferencias\\u201d, donde comienza a firmar del modo que lo caracterizar\\xeda siempre: JEP.\\nSu obra abarca poes\\xeda: Los elementos \\u202ade la noche\\u202c (1963), El reposo del fuego (1966), No me preguntes c\\xf3mo pasa el tiempo (1969), Ir\\xe1s y no volver\\xe1s (1973), Islas a la deriva (1973), Desde entonces (1980), Tarde o temprano (1981), Los trabajos del mar (1983), entre otros.\\nSus cuentos fueron: La sangre de Medusa y otros cuentos marginales (1959), El viento distante (1963), El principio de placer (1972), y Tarde de agosto (1992).\\nSus novelas: Morir\\xe1s lejos (1967) y Las batallas en el desierto (1981).\\nEn ensayo: El derecho a la lectura (1994).\\nCabe mencionar la importancia de sus art\\xedculos en su columna \\u201cInventario\\u201d publicada en Excelsior (y m\\xe1s tarde en la revista Proceso). Con ella difundi\\xf3 la literatura y la cultura en general. \\nTradujo a T.S. Elliot, Samuel Beckett, Oscar Wilde, Walt Whitman, Truman Capote, Ernest Hemingway y muchos otros (El dec\\xeda que en poes\\xeda no son traducciones sino recreaciones).\\nParticip\\xf3 como guionista en las pel\\xedculas: \\u201cel castillo de la pureza\\u201d que gan\\xf3 un ariel en 1973. \\u201cEl Santo oficio\\u201d en 1974. \\u201cEl lugar sin l\\xedmites\\u201d en 1977. Y en el documental: el palacio negro en 1976. Todas dirigidas por Arturo Ripstein.\\nQuienes conocieron la casa del Maestro pacheco la definieron como \\u201cun mar de libros\\u201d.\\nHistoriador literario, narrador, poeta, traductor miembro del Colegio Nacional desde 1986 y de la Academia de la Lengua.\\nEl viento distante es un libro sutil, ir\\xf3nico y melanc\\xf3lico, donde la experiencia de la ni\\xf1ez (esas aventuras a la vez cotidianas y misteriosas, esa cierta mirada), ve honda y perplejamente la vida y los seres que la pueblan, a veces sin aparente sentido, a veces con un sentido funesto. \\nAparecido originalmente en 1963, corregido y aumentado en 1969 y sujeto, desde entonces, al trabajo y perfeccionamiento que la prosa de este minucioso escritor le imprime a sus narraciones, este libro contin\\xfaa su paciente maduraci\\xf3n aunque lleva m\\xe1s de treinta a\\xf1os de ser parte imprescindible de nuestro canon literario moderno. Aqu\\xed encontrar\\xe1n la viva evocaci\\xf3n de sus protagonistas: ni\\xf1os capaces de encarnar los sufrimientos m\\xe1s hondos, los terrores m\\xe1s helados; adolescentes en llamas cuya luz es la de las pasiones cotidianas, la luz que cae sobre todos nosotros; personajes que la historia no registra pero cuyos pasos a lo largo de estas p\\xe1ginas dejan una impronta de inevitabilidad en los grandes acontecimientos. Todos ellos m\\xe1s proclives a las peque\\xf1as texturas del dolor que a la planicie sin sombras de la alegr\\xeda.'