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En política -sobre todo en campaña presidencial- hay que saber escoger muy bien a los amigos. Pero sobre todo a los enemigos. Comprar una pelea con el contendor equivocado puede significar -a la postre- el triunfo o la derrota. Álvaro Uribe tiene bien ganada su fama de saber escoger tanto a los primeros, como a los segundos. En lo que tiene que ver con estos últimos, el ex presidente decidió enfilar baterías en esta campaña presidencial contra Gustavo Petro y Sergio Fajardo.
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